RAFAEL PERALTA
ROMERO
Rafael
Peralta Romero
Las declaraciones que ha ofrecido a la
prensa,  de dos semanas hacia acá, el
señor Ramón Ventura Camejo, titular del Ministerio de Administración Pública y
miembro del Comité Político del PLD (Partido de la Liberación Dominicana), me
han hecho presumir  que va muy en serio
el plan de repostulación del presidente Danilo Medina.
Llama la atención la compostura con la
que Ventura Camejo ha hecho sus planteamientos. Considera impostergable el
debate de una reforma constitucional para permitir un segundo período
presidencial consecutivo. Aunque llama  su propuesta “sistema norteamericano”, admite
que el   espíritu de  la misma está en  el artículo 49 de la Constitución de 2002.
Es cierto, la referida disposición  expresa: “El Poder Ejecutivo se ejerce por el
Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por votos
directos y podrá optar por un segundo y único mandato constitucional
consecutivo, no pudiendo postularse jamás al mismo cargo, ni a la
vicepresidencia de la República”.
Ventura Camejo no se expresa como  un
fogoso danilista. Y sus argumentos lucen convincentes.  Considera un desacierto, en la reforma de
2010, modificar el contenido del artículo 49. 
Lo espinoso de su propuesta viene dado en  que debe ser “en este momento que procedamos a
corregir un desatino de la Constitución del 2010”.
Hay que recordar que   Iniciando
su  tercer mandato,  en 2008, el entonces presidente Leonel Fernández  afincó 
públicamente su  intención de
reformar la Constitución, para lo cual  había 
dado algunos pasos preparatorios. 
A  un mes de juramentarse  como Presidente,   depositó en  el Congreso Nacional su propuesta de reforma a
la Carta Magna.
En la ocasión, el gobernante adelantó su
presunción de que el proyecto  entregado
al Senado traería controversia. La predicción  se basaba sobre todo porque se estaba  introduciendo 
otra modificación  en lo relativo
a la reelección presidencial, el punto más llevado y traído  en la historia de las reformas a  Ley Fundamental dominicana.
Ya el presidente Fernández tenía
asegurada una reelección y gobernaba la nación por tercera vez, pero el texto
aprobado en la reforma de 2002  
colocaba  al mandatario una piedrita
en el zapato: le impedía de por vida presentarse a la candidatura presidencial.
Este  punto constituía el interés
personal  de la reforma que promovía
Fernández.
Meses antes había  expresado a
medios de comunicación que  el “jamás” (“…no
pudiendo postularse jamás al mismo 
cargo…”) que aparecía en el artículo 49 del texto vigente en ese
momento, representaba la “visión hipolitista” de la Constitución, al mismo
tiempo llamaba a definir cuál modelo de reelección  se habría de establecer en la República
Dominicana.

El modelo  2002 ahora favorecería  al presidente Medina. Si Fernández fuera
electo presidente en 2016, acogería, como lo hizo en 2008 la “visión
hipolitista”. Mientras tanto, Ventura Camejo lo llamará   modelo norteamericano  y lo considera el más democrático. Una vez
más,  asuntos coyunturales  inducen a reformar la Constitución. 

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