Autor: Daniel Santillán.

Lo primero que debo hacer es relatar lo que fueron mis años de niño y parte de jóven. 

Me crié andando en
unas casas y viviendo en otras en los bateyes del Central Romana, debido a que
mi padre prácticamente toda su vida la dedicó y se desempeñó como empleado del
C.R.
Mis amigos de niño y
mis compañeros de escuela, de juego de pelota, de fútbol, en su gran mayoría
eran haitianos. En la actualidad tengo contacto con muchos de ellos y si tengo
que definirlos les diré que son gente muy trabajadora y buena.
Ahora se discute que
si está bien o mal el que estén en esta parte bella de la Isla y yo digo que
ellos buscan aquí lo mismo que buscan los dominicanos en Puerto Rico, en
Estados Unidos, Venezuela, Panamá, Colombia, Europa y otras partes del mundo;
representamos una mejor calidad de vida para ellos y los suyos.
¿Cuál es el pecado?
Que hay muchos por no decir la gran mayoría, indocumentados, habría que
preguntarse ¿Cuál ha sido el papel de todos los gobiernos después de los 7
meses de gobierno de Juan Bosch? y debo decir: “que me quito el sombrero
al atreverse mi cerebro ordenar a mis labios mencionar su nombre”.
¿Es culpa de los
haitianos lo que nos pasa con ellos? Claro que no. ¿Somos nosotros los
dominicanos los que tenemos el barco a ese sentido a la deriva? Sí.
…No todo está
perdido, todavía estamos a tiempo de salvar a la República Dominicana. Para
esto, los políticos, empresarios, profesionales, sindicalistas, campesinos y
dominicanos en sentido general, tenemos que dejar el individualismo y pensar en
el todo, de manera que asumamos con firmeza la corrección de la situación de la
que solo nosotros somos responsables.
¿Por qué? Por ser
violadores de nuestra constitución, por pisotearla con fines personales, por
ser anti-patriotas, por no respetar las instituciones, por pensar en mi familia
y no en nuestras familias, porque no respetamos la historia, al pasado, solo
tenemos sed del presente y al parecer, no nos importa el futuro.

Mencionamos a Duarte
a Sánchez y a Mella, a las hermanas Mirabal, a Caamaño, a Bosch, a Balaguer, a
Peña Gómez, a Jacobo, y otros cuando nos conviene, dependiendo de con cuál de
de ellos nos identifiquemos.

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