Por Lincoln López

William Shakespeare
William Shakespeare y Miguel de Cervantes son escritores inmortales de la literatura universal, en razón de que sus obras han permanecido a través del tiempo, y se han elevado como arquetipos en sus respectivos géneros. Ambos existieron prácticamente en la misma época, el primero nació en 1564, y el segundo, en 1547, y tuvieron, en consecuencia, influencias culturales parecidas. Uno inglés, el otro, español. Ambos por coincidencia fallecieron en el mes de abril de 1616, por lo que estamos en el aniversario cuadringentésimo de ese hecho.
Miguel de Cervantes
Algunos autores sostienen que no hay tal coincidencia de fecha porque esas naciones entonces estaban regidas por calendarios distintos. Lo cierto es que ambos están vigentes en la agenda cultural mundial, empezando por el Día del Libro, y las ferias que se realizan alrededor del mundo.
Las semejanzas entre ambos genios son escasas. Uno se destacó como dramaturgo, y el otro, como novelista. Nunca se encontraron. Ambos tuvieron vidas opuestas. “Ambos produjeron figuras que en cierta manera sentaron las bases fundacionales de los iconos, como es el caso de Hamlet o Don Quijote, y además lo hicieron con apenas unos años de diferencia”.
Por esas coincidencias se han forjado diversas teorías, estableciendo paralelismos al respecto. Se ha llegado más lejos, el escritor de fama internacional Carlos Fuentes recogió en un libro de ensayos publicado en 1988 una teoría bastante aceptada que afirma que “quizás ambos fueran la misma persona”. Estas teorías tienen como base el hecho de que en la biografía de Shakespeare existe un periodo, en la década de 1590, en que no se sabe qué hacía ni donde se encontraba.
Pero no. Fueron dos seres. Ambos geniales.
El único dato seguro es que Shakespeare leyó la primera parte del Quijote, y eso lo inspiró para escribir una obra. No se tiene el dato de que Cervantes haya leído a Shakespeare. Sobre lo primero, el escritor y erudito español Luis Astrana Marín (1889-1959), una de las voces más autorizadas sobre ambos, escribió lo que resumo a continuación.
Esa obra teatral escrita por Shakespeare e inspirada en el Quijote se llama: “Cardenio”, y el libreto se encontraba en el teatro El Globo en Londres, pero un incendio destruyó dicho teatro un 29 de junio, y en consecuencia, se perdieron todos los manuscritos del dramaturgo.
Se sabe de la existencia de Cardenio por dos detalles: 1. El 9 de septiembre de 1653 el editor Humphrey Maseley obtuvo la licencia para la publicación de una obra llamada “Historia de Cardenia”, y se supone que era la misma. 2. Cardenia fue representada dos veces ante la Corte por la compañía de Shakespeare, la primera en febrero de 1613 con ocasión de las fiestas por el matrimonio de la princesa Isabel, y la segunda, el 8 de junio ante el embajador del duque de Saboya días antes de incendiarse el teatro de El Globo (29 de junio).

La obra escenificada por Shakespeare corresponde a los capítulos XXIII-XXXVIII de la primera parte del Quijote, los cuales me parece conveniente darlos a conocer en una próxima entrega y concluir sobre el único nexo entre estos dos extraordinarios creadores.

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