RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Un buen amigo, hombre curtido en la práctica política, me aseguraba
mientras departíamos el pasado martes, que el presidente  Danilo Medina es el político más  estudioso de la República Dominicana. Como le
mostrara mi  escepticismo ante tan
novedosa información, me  leyó  un trozo 
de un libro basado en informes de una agencia internacional.
La inteligencia del mandatario, de acuerdo con mi interlocutor, quedaría
demostrada al día siguiente –miércoles 7- cuando el magistrado Francisco Ortega
Polanco, juez de la Instrucción especial para el caso Odebrecht, pronunciara la
resolución  contentiva de las medidas de
coerción a los catorce imputados  en los
sobornos de la firma brasileña.
Mi amigo no es miembro del Partido de la Liberación Dominicana, pero se
ha encariñado con el presidente Medina, y ponderaba como una  jugada diestra  las acusaciones contra funcionarios,
exfuncionarios, un empresario y 
legisladores, incluyendo al presidente y tres altos dirigentes  del Partido Revolucionario Moderno, principal
de la oposición.
Con esa maniobra –mi amigo no usó esta palabra- Medina estaría  desmeritando al PRM, y por tanto descuadrando
sus acciones, y a la vez el gran estratega oriundo de Bohechío  mermaría la influencia de quienes le  adversan 
dentro de su partido, con lo que sacará 
de circulación a un ministro de su gobierno, a quien le han impuesto una
coerción de seis meses de prisión.
El juez Ortega dictó un año de prisión preventiva contra Ángel Rondón, el
agente sobornador  de Odebrech. Irán a
prisión durante nueve meses Víctor Díaz Rúa, cercano colaborador del
expresidente  Leonel Fernández,  y  el
abogado Conrado Pittaluga.  Temístocles
Montás, del poderoso comité político del PLD, cumplirá seis meses e igual  suerte ha caído al  presidente del PRM,  Andrés Bautista.  
El PRM  había advertido su desconfianza en el  proceso  porque 
percibía que era  manipulado por
el Ministerio Público y el presidente Medina con fines de ensuciar la imagen de
esa fuerza política  y sus dirigentes, “con
la malsana intención de destruir toda oposición a las insaciables ambiciones
continuistas de Danilo Medina”.
La primera evidencia de
esa manipulación es que a pesar de que en el expediente elaborado por el
Ministerio Publico se afirma que para la aprobación de la  costosa planta  Punta Catalina se transfirió un total de 50.84
millones de dólares, entre los sometidos a la justicia  no se incluye a
ningún funcionario o legislador vinculado a ese proyecto.

El amigo aludido, quien
es ducho en el uso de la palabra,  no se
refirió a la astucia del presidente Medina para salir airoso  ante la fuga de miles de millones  de
dólares  en contratos sobrevaluados, consentidos
por el gobernante, sin que éste haya sido llamado ni siquiera a un simple interrogatorio.
Lo que sí dijo mi amigo es que Medina se cuidó de que no hubiera gente de la
suya entre los acusados. Es señal de la inteligencia que le atribuye.

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