RAFAEL
PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com

El
pasado martes, participé junto a otros colegas, 
en el acto  mediante el cual
Domingo Contreras ofreció una memoria de lo que ha hecho  la Dirección General de Programas Especiales
de la Presidencia en los últimos 365 días. A pesar de la  aprensión con 
que se suele tomar la retorica oficial, me resultaron reconfortantes las
informaciones ofrecidas allí.
Se
trata de un conjunto de acciones dirigidas a mejorar las condiciones de
existencia de dominicanos que subsisten en medio de precariedades, carentes de
bienes y servicios elementales. Agravando sus estrecheces, la ignorancia incide
sobre ellos  para restarles calidad de
vida y acostumbrarlos a convivir con la negación de sus derechos.
Justamente,
la referencia a los derechos  de los
ciudadanos que  malviven en las citadas
condiciones  fue  el colofón del discurso del licenciado
Contreras al referirse a los bienes  y
atenciones recibidos mediantes los programas especiales de la Presidencia:
“Nuestras tareas son alivios a sus males, y son 
derechos que tienen las personas”, proclamó.
Como
yo, otros periodistas  presentes creían
que se celebraba allí el primer año de la Digepep, y que  esa institución nació con la designación
de  su actual titular. Pero no es
así.  También supimos ese día  que la Digepep ha coordinado  la integración a sus planes de  250 organizaciones sociales, 22
gubernamentales y 1,800 líderes comunitarios.
De
este modo se ha logrado  desarrollar
iniciativas de inclusión social, contando, por ejemplo, con  13,986 núcleos de alfabetización registrados
y validados, a través de los cuales se tienen inscritas 101,627 personas que
muy  pronto aprenderán a leer y
escribir.  Para esto se cuenta con 10,465
voluntarios capacitados como alfabetizadores.
El
informe Contreras  indica que actualmente
hay 10,956 núcleos de aprendizaje funcionando y que en los mismos hay  142 instituciones públicas involucradas. Es
decir,  la voluntad de una institución
de  tercera categoría en el ordenamiento
burocrático estatal,  logra incorporar a
un trabajo digno a un amplio  número de
entidades.
Entre
los diversos planes de la Digepep, que incluyen salud, arte, artesanía,
reciclaje de basura,  estamos destacando
la alfabetización de adultos, que 
alberga la ambiciosa meta de que en 2018 República Dominicana quede
libre de analfabetismo. Se han declarado 
cinco municipios sin  este
flagelo. Otros cuarenta y tres lo estarían pronto.

Un
artículo no será suficiente para comentar el Informe Contreras. Habremos de
concluir señalando que el plan Quisqueya Aprende Contigo Identificó 6,756 empleados
públicos que no saben leer ni escribir y que 
ahora hay  78,054 personas en
proceso de alfabetización. Es una vía de reducir la pobreza. El esfuerzo parece
justificado.

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