Carlos Galván Clarín | ☕ 7 Minutos
Boletín
Clarín
“La
gente gana poco por que el Gobierno fija el salario. No hay libertad”, me
dijo Armando Cavalieri, secretario general de la Federación de Empleados de
Comercio. El poderoso dirigente –su gremio es el mayor de la Argentina;
representa 1,5 millones de trabajadores- sonaba realmente molesto, aunque los sindicatos
venían de hacerle otro paro general a la administración de Javier Milei. La
huelga fue el jueves pasado. La dinámica política y económica de estos días
hace que parezca que en una vez de una semana ya pasó un año de aquella
protesta.
Tras el fin
del cepo y con el nuevo tipo de cambio, analistas privados pronostican que los
precios subirán entre 4 y 5 por ciento en abril y otro tanto en mayo. ¿Y los
salarios? De a uno, los gremios empezaron a reclamar que se reabran de forma
urgente sus acuerdos paritarios. La pérdida de poder adquisitivo alcanza a casi
todas las actividades, aunque en algunas de forma más dramática que en otras.
El problema
para los sindicatos es que la Casa Rosada se muestra impermeable a los
reclamos. “Que se olviden de las paritarias libres”, repiten cerca del
Presidente e insisten con que se mantendrá la política de fijar topes
salariales. El aumento de la conflictividad se adivina con una ecuación muy
simple: si la inflación fue del 3,7% en marzo y la amenaza será más elevada en
los próximos meses, ¿quién aceptará mansamente un tope salarial oficial del 1%?
https://ift.tt/NUFHDp7
+ There are no comments
Add yours