Redacción
Caribbean News Digital

El fenómeno meteorológico de La Niña está ejerciendo una
influencia determinante sobre la temporada de huracanes 2025 en el Atlántico,
que, según expertos, podría ser una de las más intensas y activas de los
últimos años.

La combinación de este patrón climático con temperaturas
oceánicas más cálidas de lo normal crea las condiciones perfectas para un
aumento significativo en la formación de tormentas tropicales y huracanes,
incluidos varios de categoría mayor.

¿Qué es La Niña y por qué afecta la formación de
ciclones?

La Niña es un fenómeno natural que implica el
enfriamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico ecuatorial central y
oriental, lo que provoca alteraciones en la circulación atmosférica global.

En la cuenca del Atlántico, su impacto más directo es la
reducción de la cizalladura vertical del viento, un factor que normalmente
impide que los sistemas tropicales se desarrollen. Con menos cizalladura, las
tormentas tropicales tienen más probabilidades de organizarse, intensificarse y
mantenerse activas por más tiempo.

Esta temporada, los modelos climáticos apuntan a una fase
de La Niña moderada a fuerte, lo cual, sumado a temperaturas récord en el
Atlántico tropical y el mar Caribe, establece un contexto especialmente
propicio para el desarrollo de huracanes intensos.

Pronósticos para 2025

De acuerdo con el más reciente informe de la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), se espera la formación
de entre 17 y 25 ciclones con nombre, de los cuales 8 a 13 podrían convertirse
en huracanes, y 4 a 7 alcanzar la categoría de huracán mayor (categoría 3, 4 o
5 en la escala Saffir-Simpson). Estas cifras superan con creces el promedio
histórico de la temporada, que es de 14 tormentas con nombre, 7 huracanes y 3
huracanes mayores.

Los meteorólogos advierten que esta temporada presenta
altas probabilidades de impactos directos en tierra, especialmente en regiones
como el Caribe, América Central, la costa del Golfo de México y el sureste de
Estados Unidos.

La Niña en temporadas anteriores

El papel de La Niña como catalizador de temporadas
activas está bien documentado. Algunos de los años más destructivos en términos
de huracanes han coincidido con la presencia de este fenómeno. Por ejemplo:

En 2005, bajo condiciones similares, se formaron 28
tormentas con nombre, incluyendo el huracán Katrina, que devastó Nueva Orleans,
y Wilma, el huracán más intenso registrado en el Atlántico en términos de
presión central.

En 2010, otra temporada influenciada por La Niña, se
desarrollaron 19 tormentas nombradas y 12 huracanes, incluyendo Igor y Tomas,
que causaron grandes daños en el Caribe.

Más recientemente, en 2020, La Niña favoreció una
temporada récord con 30 tormentas con nombre, entre ellas Laura y Iota, esta
última un catastrófico huracán de categoría 5 que impactó a Centroamérica solo
dos semanas después de Eta.

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