Rafael Peralta Romero
Rafael Peralta Romero
Los pueblos adquieren  su perfil a partir de realidades concretas,
las cuales  vienen dadas a través de
hechos sociales,  políticos, económicos,
religiosos y  hasta apariciones
mitológicas. La costumbre hace ley, 
suele  decirse. Se define
costumbre como el conjunto de inclinaciones y usos que forman el carácter
distintivo de una nación o persona.
Con el 
paso del tiempo, una acción  se
convierte en tradición, porque ha sido transmitida de generación  en generación. Sólo los investigadores
especializados   logran  identificar el origen de  ritos, usos o  prácticas habituales  de una comunidad, y en algunos casos no
llegan a alcanzar este objetivo.
Paradójicamente, los dominicanos  que somos tradicionalistas, tendemos a imitar
costumbres foráneas.  Desde hace algunas
décadas  cierta  gente “in” 
viene celebrando una festividad  
que  para los  estadounidenses tiene  mucha importancia, porque es parte de su
tradición y sirve  como elemento de
unidad  familiar.
Me refiero  al “Thanksgiving Day”. El
comercio local ha sacado  provecho a esa
debilidad de gente con vocación para el ridículo, y que en el Día de Gracia ha
de cenar con pavo. Esa  misma gente   compra disfraces  para 
lucirlos en una celebración luciferina conocida como “jalogüin”. Yo
prefiero  cenar con chivo guisado el 30
de mayo. Y doy gracias.
Los gringos tienen su Acción de
Gracias el cuarto jueves de noviembre y  al
día siguiente la fiesta sigue con el “black friday”, en el  cual se desata la locura por las compras. Esa
cultura -puede asegurarse- se inició en República Dominicana en 2012. El
protagonismo de las tiendas Corripio en ese acontecimiento fue notorio.
En noviembre del año pasado, la prensa
vaticinó que el “viernes negro” llegó para quedarse. El diario El Nacional, por
ejemplo, incluyó una crónica firmada por Pilar Moreno en la que se destacaba el
entusiasmo de la gente ante los atractivos que ofrecía esta novedosa actividad
comercial, con descuentos considerables.
Jairon Severino, de Listín
Diario,  destacaba que “La tradición del Black Friday se estrena este año con mucho entusiasmo
entre el comercio y comienza a ser común entre los dominicanos, quienes también
utilizan y celebran Halloween y Thanksgiving, otras dos tradiciones
anglosajonas que la transculturación las colocó en la cotidianidad del país”.
En cuanto al “viernes
negro” no  voy a criticar la propensión a
imitar  culturas extrañas. Aunque llamarle
“viernes negro” tuvo un sentido racista, aquí hay que interpretarlo como algo
bueno, pues por el viernes negro, muchos han adquirido artículos que  de otro modo no hubieran podido. Han ganado los
consumidores  y ha ganado el comercio.

 Resulta fácil identificar  el inicio de lo que bien podría tornarse en
una costumbre. Que no es mala costumbre.

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