RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com

La función de la literatura no es de tipo
didáctico. Dicho de otro modo,  el arte  literario 
no se produce con el fin de  enseñar,
adoctrinar, catequizar ni mucho menos para inculcar en los lectores alguna
moraleja. Sin embargo, el maestro 
resulta un  mediador  indispensable para que la obra  literaria 
llegue a niños  y jóvenes y para
estimular en éstos el interés  por la
lectura y el refinamiento del gusto por las artes en general.
Por las razones citadas, me parece que la
organización de un concurso  de cuentos dirigido
a cientos de jóvenes que se preparan para 
servir en el sistema educativo nacional, 
constituye una acción  muy
certera, por cuanto pone a los futuros 
maestros en contacto pleno con la creatividad y,  en consecuencia, el  desarrollo  de su imaginación.
La imaginación es frecuentemente
ignorada  en el proceso educativo. Se
requiere tener presente  que no puede un
maestro estimular   el desarrollo de  esta facultad en los alumnos confiados a  su responsabilidad, si él mismo no ha  experimentado 
el placer que proporciona tal 
actividad.
El concurso de cuentos “Juan Pablo Duarte: Fundador de
la República Dominicana ”, organizado por
  el Instituto Superior de Formación
Docente Salomé Ureña,  ha  sido un éxito rotundo, en primer lugar por la
cantidad de futuros maestros que ha participado en el mismo,  lo cual ha resultado una verdadera y grata  sorpresa.
En segundo término, 
merece la calificación de  atinado
el certamen  por la calidad de los
textos, en los que se aprecia un  adecuado juego 
de imaginación, aun tratándose de 
cuentos basados en la vida del  padre de la Independencia de la República
Dominicana, Juan Pablo Duarte. Ello indica que los participantes  vencieron 
gallardamente las limitaciones  temáticas.
Hay  que ver los
cuentos ganadores. El  primer lugar fue
adjudicado al joven  Jonathan Sentele
Fafa, estudiante del recinto Juan Vicente Moscoso, en San Pedro Macorís; mientras
 José Feliciano Cruz, del Emilio
Prud´Homme obtuvo el segundo, y  Rayniel
Almonte Berihuete,  recinto Eugenio
María  de Hostos, ganó el tercer lugar.
Es necesario que los profesores de todos los niveles
de la educación se distingan por un 
nivel adecuado de manejo de nuestra lengua, aun no se dedicaran a la
enseñanza de esta materia. Creo  sinceramente que  actividades como este concurso  cumplen fielmente  el objetivo de   promover 
en los futuros maestros  tal aspiración.

Bueno será que esto se siga
haciendo y que los alumnos se preparen para 
pugnar  con   la disposición de asimilar recursos  que les permitan una mejor comunicación, en
similar término que con el espíritu competitivo que  caracteriza a todo quien  se lanza a una contienda. Los concursos
literarios para los futuros 
maestros  vienen a servir como
lluvia en tierra seca. Enhorabuena.

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