estética no dan un veredicto claro sobre cuál es su estado mental al llegar, si
mejoran después de la intervención o si las cifras al alza de estos
tratamientos refleja alguna tendencia sobre la salud mental, en España y en el
mundo. Sobre todo, porque esos datos no abundan, ya que los cirujanos estéticos
no realizan una evaluación de este tipo a sus pacientes. “Los cirujanos no
hacemos test que midan la salud mental”, reconoce Isabel de Benito, presidenta
de SECPRE. “Evaluamos a la persona en una conversación normal, por eso son tan
importantes las primeras visitas”, cuenta. En su opinión, “el 90% de las
personas que se operan de una cirugía estética son personas que no tienen
ninguna patología, que piden cosas razonables y atienden a las indicaciones del
especialista. Luego hay un porcentaje pequeño de personas que tienen trastornos
de autopercepción, pero son una minoría”, asegura.
Cirugía estética
La banalización de la cirugía estética: “Hay gente que cree que va a la
peluquería y no entiende que puede haber complicaciones”
Sin embargo, hay estudios que sí encuentran mayores problemas mentales
entre los pacientes de las clínicas de estética. En una revisión de estudios de
2022 sobre el impacto psicológico de la cirugía estética liderado por Albert
Losken, de la Universidad Emory, en Atlanta (EE UU), se apunta que entre los
pacientes que se someten a operaciones estéticas hay una mayor incidencia de trastornos
del ánimo en comparación con personas que se someten a otro tipo de cirugías.
En un estudio danés de 2004, se observó que las mujeres con implantes de mama
experimentaban una mortalidad mayor que la población general, debido, en parte,
a que multiplicaban por tres la tasa de suicidio. Respecto al trastorno
dismórfico corporal (trastorno obsesivo por una preocupación exagerada por la
percepción propia), que sufren de media menos del 3% de las personas, puede
llegar a un 23% entre quienes buscan una intervención estética, según un
estudio de investigadores iraníes.
“Hay un porcentaje pequeño de personas que tienen trastornos de
autopercepción, pero son una minoría”. Isabel de Benito, presidenta de la
Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética
La revisión de Losken muestra trabajos en los que se ve cómo la imagen
corporal y el estado de ánimo mejoran tras algunas intervenciones. En un
estudio de Nikolaos Papadopulos, de la Universidad Técnica de Múnich
(Alemania), el 37% de los pacientes tenían depresión moderada antes de operarse
y esa cifra descendió al 9% después de la intervención. Pero otras
investigaciones que analizaron otras intervenciones, apunta Losken, “han
mostrado un empeoramiento de los síntomas depresivos y de ansiedad que nos recuerdan
que esta área de la cirugía plástica necesita más investigación”. En este mismo
trabajo se señala que además de la escasez de estudios, muchos son antiguos,
anteriores a los cambios tecnológicos de la última década, que puede haber
cambiado el panorama por completo. El investigador, no obstante, considera
importante recordar que “todos los pacientes estéticos son, en efecto,
pacientes psiquiátricos”, una cita que recoge de un artículo de 1949.
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