Gonzalo
Abascal        Clarín | 7 Minutos

Boletín
Clarín

Imposible de
encasillar en una palabra o una definición taxativa, Francisco -el primer Papa
no europeo y jesuita- deja, a su muerte, una Iglesia Católica con tradiciones
puestas en cuestión, discusiones abiertas y una brisa reformista reclamada
durante décadas, pero que también despertó poderosas resistencias. Seguramente
no hizo todo lo que quiso, pero lo que hizo no fue poco.

Al repasar
sus doce años de papado, se destacan las reformas en la Iglesia Católica, su
papel como líder espiritual mundial y su papel en la vida de la Argentina, su
patria, dividida por una grieta política de la que más de una vez no pudo o no
quiso zafar.

Los abusos a
manos de los curas, la homofobia y los oscuros manejos financieros del Vaticano
fueron reclamos acuciantes de su consagración. Francisco profundizó la pelea
contra los abusos que había comenzado Benedicto XVI, en materia de finanzas,
permitió los controles externos y habilitó los juicios a funcionarios vaticanos
acusados de corrupción. Además, mostró su disposición a una iglesia más
inclusiva y afín a los tiempos. Sin embargo, no se conformó a los más
progresistas.

Ninguna obra
es perfecta, ni siquiera la del hombre que desde su Flores natal transitó la fe
hasta llegar a la cima del catolicismo. Pero que no sea perfecto no quiere
decir que haya sido inútil. Francisco murió, pero su mensaje se proyecta hacia
el porvenir.

Estas son las
noticias más importantes del día. Que tengas un buen martes.

 

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