Silvia
Naishtat Clarín | ☕ 7
Minutos
Salvo alguna
breve y fugaz embestida durante el kirchnerismo, el sector financiero es
considerado un santuario para los gobernantes. Pero en estos días estamos
observando una pulseada inédita entre un equipo económico que viene de ese
riñón y los propios bancos, que se desató cuando el Banco Central decidió
desarmar las Lefi, las llamadas letras de liquidez.
Esa puja
seguirá hoy, con la inmovilización del dinero de los bancos vía la suba de
encajes, el mayor control a esas entidades y lo que ya se tradujo en una suba
estrepitosa de tasas de interés que triplican la inflación anual.
Frente a estas
consecuencias está el bando de los optimistas que celebran la contracara: un
dólar quieto, estable y que le permitiría a Javier Milei un papel respetable en
las elecciones de medio término. Pero hay otras voces. El economista Jorge
Vasconcelos de la Fundación Mediterránea, advirtió: “De persistir este
escenario, se profundizará la desaceleración del nivel de actividad, habrá más
complicaciones para el cumplimiento de los créditos, y se hará sentir en un
incremento del stock de deuda pública doméstica”.
“Para
encauzar el desborde de las tasas de interés, es clave que las negociaciones
políticas introduzcan racionalidad en las leyes que se tramitan en el Congreso,
pero también que se robustezca la credibilidad del régimen de bandas
cambiarias”, agregó.
¿Empezamos con
las noticias? Que tengas un muy buen lunes.
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