La estrategia partidaria que convirtió
líderes comunitarios en activos políticos se desvaneció al perder el vínculo
con las bases que le dieron origen

Por Miguel Ángel Cid Cid       Acento

Lograr el objetivo, sin perder el
objetivo

Desde el barrio hasta el país, su
fuerza colectiva construye caminos de justicia y cambio sostenible. (Imagen
generada con IA, a partir de este artículo).

Los líderes comunitarios, en su
mayoría, convergen en un partido político. Votan por los candidatos que se
presentan en las elecciones. Pero lo comunitario y lo político es como el
vinagre y el aceite. Difícil de mezclar.

Aviso que el título cabecero de este
artículo es ajeno. Corresponde a una dinámica de planificación que aprendí con
el amigo Roque Feliz, hace aproximadamente 30 años. La técnica es frecuente en
los procesos de planificación y educación popular en boga durante la segunda
mitad del siglo XX.

El Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), en su momento, manejaba estrategias y métodos para insertar a sus
miembros en las diferentes organizaciones sociocomunitarias. El PLD las llamaba
Organizaciones de Masa. El nombre del área responsable de manejarlas era Línea
de Masas.

La Secretaría de Línea de Masas
desarrollaba capacitaciones para especializar a los compañeros peledeístas en
el arte de dirigir organizaciones. Pretendían tener especialistas en línea de
masas en todo el territorio nacional.

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Lo comunitario y lo político es como
el vinagre y el aceite

La meta era lograr que los miembros
del partido morado fueran parte de una agrupación. Que pudieran contribuir al
buen funcionamiento del grupo del que son integrantes y convertirse en
dirigentes de este.

Se les enseñaba, por derivación,
trucos para evitar que la actividad político-partidaria nunca interfiriera con
la defensa de la agrupación y la comunidad.

La formación técnica en cuanto al
manejo de las organizaciones sociales o de masas llevaba —en la mayoría de los
casos— a cultivar dos tipos de liderazgos paralelos. Es decir, líderes
comunitarios y líderes en el partido al mismo tiempo.

Quiere decir lo anterior que el fin
último de la estrategia morada consistía en formar líderes políticos en cada
rincón del país.

El PLD cobró con creces la plusvalía
de los resultados debido a la implementación del método. Pero el ascenso al
poder los empujó a abandonar el trato especializado a las agrupaciones de
masas. Incluso, disolvieron la secretaría.

Son pocos los peledeístas de hoy que
conocen las razones del abandono. Pero dejar de lado el método les está
costando tan caro que la acumulación originaria no les alcanza para recuperarse
de la caída. El liderazgo construido se fue a pique.

O sea, el partido morado logró el
poder del Estado. Pero por lograr el objetivo, terminó perdiendo el objetivo
que lo llevó al poder.

La dinámica se
desenvuelve de la manera siguiente: los líderes comunitarios son apetecidos por
los partidos políticos mientras estos gocen del respeto de la comunidad.

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