En un mundo que asocia la vida social con el bienestar, surge esta
pregunta que la psicóloga Karen González analiza a fondo

Laura Ortiz          Diario Libre

Santo Domingo – Para algunos, los amigos son el mayor tesoro; para
otros, la verdadera satisfacción se encuentra en la soledad. En un mundo que
percibe la vida social como sinónimo de bienestar, surge la pregunta: ¿es
posible ser realmente feliz sin tener amigos?

La riqueza interior como fuente de bienestar

Cuando hablamos de felicidad, muchas veces pensamos en logros, vínculos
o placeres externos. Sin embargo, la psicóloga Karen González, directora de
@lotuscentrointegral, recuerda que existe una forma menos visible, pero igual
de poderosa: la riqueza interior.

“La riqueza es una abundancia de bienes, ya sean materiales o
inmateriales. Y en ese sentido, la riqueza interna nos refiere a la variedad de
elementos internos a partir de los cuales una persona alcanza bienestar”.

Esa abundancia interior se manifiesta en la capacidad de disfrutar del
silencio y de los pensamientos propios. Y una de las expresiones más saludables
de esa riqueza es, precisamente, la capacidad de crear y sostener vínculos
sanos. Pero no todos los vínculos se construyen de la misma forma ni con la
misma intensidad.

¿Sociables por naturaleza o por necesidad?

Aunque los seres humanos somos, por esencia, seres sociales, la forma en
que vivimos esa sociabilidad varía de una persona a otra. La experta explica
que nuestras necesidades sociales están influenciadas por nuestra naturaleza
introvertida o extrovertida.

“Una persona introvertida no quiere decir que sea poco sociable,
significa que su modo de recargar energías es en contacto con su mundo
interior… contrario a una persona extrovertida, que recarga su batería vital
a partir del contacto con el mundo exterior”.

La respuesta a si es posible ser feliz sin amigos, según González, no es
absoluta. “El concepto de felicidad es relativo, y para cada quien la
visión de felicidad será distinta, para algunos la felicidad implica paz y
silencio, para otros la felicidad es compartir y fiesta”.

La clave está en reconocer de dónde obtenemos energía emocional y
respetar ese modo personal de conectar con el entorno.

La amistad como medicina emocional

Pero la amistad, más allá del placer de compartir, cumple una función
esencial para la salud mental. En situaciones difíciles, sentirse acompañado
puede marcar una diferencia crucial.

“Las
relaciones de calidad, profundas e íntimas, son necesarias para todo ser
humano. Especialmente en momentos de dolor”, dice la psicóloga. “Permitirse
ser vulnerable y acompañado es vital para el procesamiento del dolor y
emociones intensas”.

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