Pero como dice un locutor en la radio de NY, ‘lo primero que aprende un dominicano en cualquier idioma es pedir prestado’.
Así que con don Agustín no fue la excepción en su popular negocio, y para recuperar lo prestado, Andrés su hijo se ingenió un mural en la pared de entre las dos puertas de entrada al negocio y allí colocó la lista con pintura de aceite de los mala-paga, que al verse en tan bochornoso muro acudían rápido a pagar, y así ser removido del cartel de los impenitentes deudores.
Jesús oró: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Mateo 6:12
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