RAFAEL
PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
La
República Dominicana es un país inverosímil. Pero no solo porque el poeta Pedro
Mir lo haya descrito como  un lugar  “Colocado en un inverosímil archipiélago de
azúcar y alcohol”. La inverosimilitud caracteriza tanto las acciones políticas,
como los comportamientos de dirigentes sociales o   entidades gremiales y a veces toca el
ámbito  académico.
Buen
ejemplo de lo anterior se encuentra en la situación creada  con los médicos que esperan ingresar a los
programas de formación de especialistas, que en el argot sectorial  se denomina residencias médicas. El primero
de marzo de ese año se llamó a examen y concurrieron 4,457 profesionales, de
los cuales, 17.5 por ciento superaron la prueba.
Los
cualificados deben pasar por otro proceso: depósito de documentos y
entrevistas  en el hospital  donde habrán de  “residir” para recibir la formación de
posgrado. Esa parte debió concluir el 28 de abril. Pero hasta la fecha, 860
médicos esperan  que las autoridades
formulen el  llamado. Son víctimas  de los reclamos de  quienes reprobaron el examen.
Una
aplicación inversa del  concepto de la
democracia ha paralizado el proceso, pues como los reprobados -82.5 por
ciento-  son mayoría,  han marginado las aspiraciones de quienes
salieron airosos en el examen, impartido por la Facultad de Ciencias de la
Salud de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Pero la
responsabilidad no era sólo de la Universidad del estado, sino de una entidad
que regula esta delicada actividad. Se trata  del Consejo Nacional de Residencias Médicas, que
junto al Ministerio de Salud integran la UASD, 
el  Instituto de Seguros Sociales,
la división médica del Ministerio de Defensa y el Colegio Médico Dominicano.
Los
médicos que no  alcanzaron la
calificación requerida  -mayoría
aplastante-  acudieron a la Cámara de
Diputados en busca de amparo y lograron detener 
el inicio  del programa de
enseñanza en salud, previsto para el primero de julio. Pero eso no será posible
porque  las autoridades están
privilegiando el reclamo de los reprobados.
El
Consejo de  Residencias Médicas  define su misión como  “Garantizar Niveles de Calidad académica que
promuevan el desarrollo continuo y sostenido de los programas de residencias
médicas mediante la planificación, selección, supervisión, y evaluación según
la normativa establecida por los entes Rectores de la Educación Superior a
nivel Nacional”.

Inverosímil
es lo contrario de verosímil. Y esto último  “tiene
apariencia de verdadero”. Una sociedad inverosímil parece una invención. Lo que
ha ocurrido con los futuros  médicos
especialistas aparenta  una ficción, pero
es –lamentablemente- una realidad.  
Ellos calificaron para ingresar a una residencia médica, pero hasta  ahora  su residencia está en el aire.

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