RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
RAFAEL PERALTA ROMERO

El Senado de la República refirió a una comisión
especial el proyecto de ley sometido por un sector del PLD (Partido de la
Liberación Dominicana) con el cual se persigue una reforma a la Constitución que
permita al presidente Danilo Medina la posibilidad de la repostulación. Con ello
se logra postergar una lucha desgarradora que espera a esa organización.

El pasado miércoles, cuando el Senado tomó la decisión,
la señora Margarita
Cedeño, vicepresidenta de la República y esposa del ex presidente Leonel
Fernández -uno de los protagonistas de la contienda-, declaró que: “No queremos
que el tema de la reelección sea lo que llame a una modificación
constitucional” ni que la Constitución pueda ser objeto de cambios en un
proceso electoral.
También
ese día, Carlos Amarante Baret, ministro de Educación y miembro del Comité
Político del PLD, advirtió, con sobradas ínfulas, que el proyecto de reforma
constitucional es irreversible y tendrá que ser aprobado por los legisladores.
Amarante es hombre muy cercano al presidente Medina y de los que encabezan el
plan reeleccionista.
Horas
antes, el astuto Francisco Javier García, ministro de Turismo y presunto
precandidato presidencial, instaba al doctor  Fernández a demostrarle al país su capacidad
de desprendimiento político. Fue contundente: “Los líderes están para dirigir,
no para que se los dirija; con un solo golpe en la mesa, Leonel resuelve
eso”.
Juan Temístocles Montás, sempiterno
ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, y tenido aún como aspirante
presidencial, ha lanzado el tenebroso oráculo de que el caos podría apoderarse
de los dominicanos si los legisladores del PLD, partido de gobierno, no acatan la
decisión del Comité Político de modificar la Constitución de la República.
El martes, dos abogados -Balcácer
y Castellanos- habían depositado una querella ante la Suprema Corte de Justicia mediante la cual acusan a  los ministros Félix Jiménez, José Ramón
Peralta, Gonzalo Castillo, Francisco Javier García y Temístocles Montás, de
sobornar a legisladores para que voten por la modificación constitucional.
De modo que la disputa peledeista no es un juego.
Se trata de una lucha feroz entre dos sectores de la misma organización por el
manejo del poder y los privilegios que ellos han sabido sacar de la cosa
pública. El grupo de Fernández luce más serena en sus planteamientos y sabe que
se beneficia de la opinión de personas que no tienen vela en ese entierro, pero
se oponen a la reforma constitucional.

Aunque no parece que la reforma vaya a ser
aprobada, el movimiento en torno a la repostulación de Medina tendrá la
utilidad de bajar a Fernández de su séptimo cielo, donde lo colocaron muchos
que hoy lo rechazan. El envío del proyecto a comisión contribuye a apaciguar
ánimos, pero a la vez acentúa  el pensar
que a la reelección se le hace tarde.

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