CIUDAD DE MEXICO.- Si
un hombre es capaz de hacer que el Estadio Azteca se cimbre al ritmo de un
mariachi es Vicente Fernández, el sábado por la noche en su concierto del adiós
demostró por qué es “El rey”.
un hombre es capaz de hacer que el Estadio Azteca se cimbre al ritmo de un
mariachi es Vicente Fernández, el sábado por la noche en su concierto del adiós
demostró por qué es “El rey”.
Pero esa no fue la
última canción que interpretó, sino “México lindo y querido” mientras se
arropaba con la bandera mexicana y los cerca de 85.000 asistentes al concierto
“Un azteca en el Azteca” lo ovacionaban.
última canción que interpretó, sino “México lindo y querido” mientras se
arropaba con la bandera mexicana y los cerca de 85.000 asistentes al concierto
“Un azteca en el Azteca” lo ovacionaban.
Con una voz
envidiable Fernández, de 76 años, hizo un recorrido por los temas con los que
ha dado a conocer la música regional mexicana por el mundo como “El rey”, “De
qué manera te olvido” y “Volver, volver”. En total Fernández interpretó cerca
de 60 piezas, tras asegurar que seguiría cantando si recibía lo que más adora
de su público: el aplauso.
envidiable Fernández, de 76 años, hizo un recorrido por los temas con los que
ha dado a conocer la música regional mexicana por el mundo como “El rey”, “De
qué manera te olvido” y “Volver, volver”. En total Fernández interpretó cerca
de 60 piezas, tras asegurar que seguiría cantando si recibía lo que más adora
de su público: el aplauso.
Vicente Fernández
(1)“Hay una cosa que no se compra ni con todo el oro del mundo y eso ustedes
siempre me lo han regalado sin que tenga que ponerles una pistola en la
cabeza”, dijo al comienzo de la presentación. “Su presencia, su cariño, su
respeto y sus aplausos”, señaló con la voz entrecortada.
(1)“Hay una cosa que no se compra ni con todo el oro del mundo y eso ustedes
siempre me lo han regalado sin que tenga que ponerles una pistola en la
cabeza”, dijo al comienzo de la presentación. “Su presencia, su cariño, su
respeto y sus aplausos”, señaló con la voz entrecortada.
Fernández lució de
muy buen talante con un traje de charro negro con adornos dorados. Y cantó de
pie la mayoría del repertorio, aunque se tomó su tiempo para estar sentado en
piezas como “Te juro por dios” y “Ando que me lleva”.
muy buen talante con un traje de charro negro con adornos dorados. Y cantó de
pie la mayoría del repertorio, aunque se tomó su tiempo para estar sentado en
piezas como “Te juro por dios” y “Ando que me lleva”.
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