Según el periodista, los informes sobre la operación se enviaron
únicamente al jefe de la CIA, quien mantuvo contactos con ejecutores del ataque
y con Joe Biden, mientras que todos los documentos en papel fueron destruidos.

“Fue el crimen perfecto”: Seymour Hersh revela cómo EE.UU.
logró sabotear Nord Stream sin dejar rastro

Los agentes de EE.UU. implicados en los sabotajes contra los gasoductos
Nord Stream 1 y 2 no dejaron rastro porque no introdujeron ninguna información
significativa en los ordenadores, afirmó el prestigioso periodista
estadounidense Seymour Hersh en su nuevo artículo publicado este 26 de
septiembre, exactamente un año después del atentado.

En su investigación anterior de febrero pasado, el ganador del premio
Pulitzer (1970) concluyó que la Casa Blanca estaba detrás de las explosiones y
sostuvo que buzos de la Armada estadounidense colocaron los explosivos bajo los
gasoductos en junio de 2022 bajo la cobertura de los ejercicios BALTOPS 22 de
la OTAN.

Ahora, el periodista ha revelado nuevos detalles de cómo cree que
Washington consiguió inutilizar Nord Stream y permanecer fuera de toda
sospecha. Según Hersh, los informes sobre la operación se enviaron únicamente
al jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quien mantuvo contactos
con quienes planearon el ataque terrorista y con el presidente de EE.UU., Joe
Biden, mientras que todos los documentos en papel fueron destruidos después de
la explosión, sin dejar así ningún rastro físico de la implicación de la Casa
Blanca. “Se podría decir que fue el crimen perfecto”, escribió el
autor.

“Un paso estratégico hacia la Tercera Guerra Mundial”

EE.UU. eligió Nord Stream específicamente para atacar, al considerar que
“era el único al que podía acceder y sería totalmente negable”,
aseveró Hersh, citando a un funcionario familiarizado con el asunto. Además, el
periodista reveló que el ataque al Nord Stream no estaba relacionado con
Ucrania, precisando que, en realidad, la Administración Biden decidió llevar a
cabo la misión por temor a perder su influencia sobre Alemania y Europa
Occidental ante el suministro de gas ruso barato.

Según Hersh, en un principio se sabía que no habría un ataque inmediato
contra los dos gasoductos, sino que el grupo debía organizarse para colocar los
explosivos necesarios y estar preparado para detonarlos “bajo
demanda”. “Fueron necesarios meses de investigación y práctica en las
agitadas aguas del mar Báltico por parte de dos expertos en aguas profundas de
la Marina estadounidense contratados para la misión antes de que esta se
considerara un éxito”, escribió.

“Tras la orden de Biden de detonar los explosivos colocados en los
gasoductos, todo lo que se necesitó fue un corto vuelo en un caza noruego y el
lanzamiento de un sonar modificado para usar en el lugar adecuado del mar
Báltico”, continuó. La cúpula de la CIA, por su parte, consideró las vagas
instrucciones de Biden sobre la orden de destruir los gasoductos “como un
paso estratégico hacia la Tercera Guerra Mundial”.

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