Nathali Gómez                Actualidad RT

El nuevo presidente argentino justificó la
necesidad imperiosa de realizar duros ajustes económicos argumentando los
supuestos buenos resultados de las políticas neoliberales previas en la región.

Presidente de Argentina, Javier Milei, desde
la Casa Rosada, el 10 de diciembre de 2023.Tomas Cuesta / Gettyimages.ru

Hace más de tres décadas, los discursos de
varios presidentes de América Latina a su llegada al poder iban por el mismo
derrotero: la necesidad irremediable de un doloroso y fulminante ajuste para
evitar la caída por el despeñadero económico y fiscal. Sin embargo, la historia
demostró que esas maniobras neoliberales solo aceleraron el descenso al abismo
de la violencia y la pobreza.

Hoy, 30 años después, el recién posesionado
mandatario argentino Javier Milei, en líneas generales, ha dicho lo mismo. En
su primer mensaje como presidente en el cargo expresó que no habrá ‘paños
calientes’ y que el dolor será preferible a la “sensiblera del
progresismo”.

Milei planteó atravesar una senda de
oscuridad para los argentinos que, en sus palabras, conducirá a esa nación a
una situación que comenzará a mejorar hasta llegar a ver la “luz al final
del camino”.

Sin alternativa

El fundador de La Libertad Avanza manifestó
que “no hay alternativa posible al ajuste” y que no hay “lugar a
la discusión entre ‘shock’ y gradualismo”, porque considera que
“desde el punto de vista empírico todos los programas gradualistas
terminaron mal, mientras que todos los de ‘shock’, salvo el de 1959 [durante el
Gobierno desarrollista de Arturo Frondizi], fueron exitosos”.

“La conclusión es que no hay alternativa
al ajuste y no hay alternativa al ‘shock'”, lo que –advirtió– tendrá un
impacto “negativo”. Además pronosticó una estanflación como “el
último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina”.

¿Qué es la terapia de choque?

El término de ‘terapia de choque’ es
atribuido al economista estadounidense Jeffrey Sachs, arquitecto del plan para
acabar con la hiperinflación en Bolivia, en 1985. Sin embargo, esta misma
práctica ya había sido usada por el monetarista estadounidense Milton Friedman,
en Chile, luego del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, en 1973.

Según Friedman, “solo una crisis –real o
percibida– da lugar a un cambio verdadero” y, cuando esto ocurre, las
acciones deben tomarse rápidamente, de golpe y de forma irreversible para
provocar reacciones psicológicas que “facilitarían el proceso de
ajuste”, recoge la periodista canadiense Naomi Klein en su libro ‘La
doctrina del shock’.

En ese trabajo, publicado en 2007, Klein se
refiere varios casos en el mundo y en la región –entre los que se encuentran
Argentina, Bolivia y Chile– de Gobiernos que pretendieron frenar la
hiperinflación “con la aplicación de las medidas duras y drásticas
correctas”.

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