Traje de chaqueta con falda
por la mañana y saya basquiña por la noche. Cardadado (menos Margarita) a
prueba de tendencias: siempre. Mucho antes de que lo hicieran sus nueras, ellas
crearon ‘el estilo real’ de espaldas a las pasarelas.
POR CÉSAR ANDRÉS BACIERO Vanity Fair
El estilo de la reina Sofía Beatriz de Holanda
Margarita de Dinamarca Silvia de Suecia Paola de Bélgica y Sonia de Noruega GETTY
/ ILUSTRACIÓN CARMEN CREMADES
Las reinas Beatriz I de
Holanda (princesa desde su abdicación en 2013), Sofía de España, Margarita II
de Dinamarca, Paola de Bélgica y Sonia de Noruega nacieron en la tercera década
del siglo pasado. La primera festeja hoy 86 años, la segunda los cumplirá en
noviembre, la tercera sumará 84 en abril, y la cuarta y la quinta alcanzarán
los 87 en julio y septiembre respectivamente. Acostumbrados a los titulares
sobre cómo visten sus nueras –las reinas consortes Máxima, Letizia, Mary y
Matilde y la princesa Mette-Marit–, en esta ocasión analizamos el estilo
compartido, aunque con sus naturales diferencias, de una generación a la que
también pertenece la reina consorte Silvia de Noruega, nacida en diciembre de
1943.
De día
incontestable e infalible, es el traje de chaqueta con falda; rara vez,
pantalón. Las seis citadas reinas –retiradas o en ejercicio– se han distinguido
por acudir a los actos oficiales con parejas de chaqueta y falda a juego, lisas
o estampadas, livianas o abrigadas, discretas o exageradísimas. Generalmente
encargan la confección de estos dúos de prendas a negocios locales e incluso
los imaginan ellas mismas, como Margarita y Sonia. Sus reservadas modistas
trastean con las solapas (o las hacen desaparecer) de la prenda superior sin
variar el largo de la inferior: siempre al ras de las rodillas. No es un juego
de equilibrio, es un baile entre el recatado protocolo que ellas mismas
impusieron y la coquetería individual de las que “visten el cargo” de jefe de
Estado o primera dama, porque en los reinos las reinas son las primeras damas,
no las mujeres de los presidentes.
Antes, en verano, la reina
Sofía recortaba (que no remangaba) sus mangas hasta los codos, como sus cuñadas
las infantas Pilar y Margarita. Las temperaturas de España no son las de
Noruega, tampoco el sol aprieta igual, y pese a ello la madre de Felipe VI es
la que en soledad emprendió una guerra sin cuartel contra los sombreros,
complemento que, por lo visto, detesta. La más arriesgada durante la jornada
diurna es Beatriz. A la Orange-Nassau nada ni nadie la ha frenado a la hora de
mezclar estampados, porque no será la reina (o sí) de lo que se conoce con el
extranjerismo mix & match, pero es indiscutible que ha peleado por ceñirse
la corona de la tendencia que, más que una moda, es una filosofía de vida
indumentaria.
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