La elección de un nombre adecuado no solo afecta a la percepción de la
marca, sino que también tiene un impacto directo en las ventas

Por Redacción – Puro Marketing

En el mundo de los negocios, cada detalle cuenta. Desde la calidad del
producto hasta la atención al cliente, pasando por las estrategias de
marketing, todo juega un papel crucial en el éxito o fracaso de una empresa.
Sin embargo, hay un elemento que a menudo se subestima y que puede tener un
impacto significativo en el destino de un negocio: el nombre de la marca o
empresa.

El naming, o la elección del nombre de una marca o empresa, es un
aspecto fundamental dentro de las estrategias de branding. Un nombre bien
elegido puede ser un poderoso activo para una empresa, mientras que un nombre
mal elegido puede tener consecuencias negativas. En este sentido, diferentes
estudios han arrojado luz sobre la importancia de elegir un nombre adecuado
para un negocio. Según una investigación realizada por YouGov, el 65% de los
consumidores considera que el nombre de una empresa es un factor determinante a
la hora de decidir si adquirir o no un producto. Este dato revela la magnitud
del impacto que puede tener un nombre en la percepción del consumidor y, por
ende, en las ventas de una empresa.

Pero la influencia de un nombre va más allá de las primeras impresiones.
Un análisis llevado a cabo por Invespcro descubrió que las empresas con nombres
mal elegidos tienen un 33% más de probabilidades de fracasar en los primeros
cinco años de vida. Esta estadística alarmante subraya la importancia de
seleccionar cuidadosamente el nombre de una empresa desde el principio, ya que
puede ser un factor decisivo en su supervivencia a largo plazo.

La elección de un nombre adecuado no solo afecta a la percepción de la
marca, sino que también tiene un impacto directo en las ventas

Un estudio realizado por Shopify reveló que los productos con nombres
fáciles de recordar tienen un 26% más de probabilidades de ser vendidos. Este
hallazgo destaca la importancia de la memorabilidad en el proceso de elección
de un nombre, ya que puede traducirse directamente en un aumento de las ventas
y, por consiguiente, en el éxito del negocio.

La historia del mundo empresarial está plagada de ejemplos que ilustran
el poder de un nombre y las consecuencias de elegirlo mal. Uno de los casos más
notorios es el de “New Coke”, un intento fallido de Coca-Cola por
actualizar su imagen en 1985.

El cambio de nombre resultó en un rechazo masivo por parte de los
consumidores, lo que obligó a la compañía a volver al nombre original en
cuestión de meses. Este error le costó a Coca-Cola más de 4 mil millones de
dólares en pérdidas, demostrando cuán costoso puede ser subestimar el valor de
un nombre establecido. Otro ejemplo ilustrativo es el de “Ayds Diet
Candy”, un producto lanzado en la década de 1970. El nombre, que
desafortunadamente se asemejaba a la palabra “AIDS” (SIDA), provocó
una reacción negativa inmediata. Como resultado, la empresa experimentó una
caída del 70% en las ventas, lo que eventualmente los obligó a cambiar el
nombre del producto.

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