Redacción       El Caribe

Mañana sábado se cumplen 45 años del azote del huracán David, que se
abatió sobre nuestro país el 31 de agosto de 1979, y el martes es el
aniversario número 94 de San Zenón, que llegó el 3 de septiembre de 1930, en
tanto que el huracán Georges desató toda su furia el 22 de septiembre de 1998.

En estas tremendas, tristes y lamentables efemérides, es propicia la
ocasión para recordar que entramos al tramo crítico de la temporada ciclónica.

El investigador Orlando Inoa relata en su Historia Dominicana que el San
Zenón fue de tal magnitud que “de las 10 mil construcciones que aproximadamente
había en la ciudad apenas quedaron en pie poco más de 400 en el antiguo casco
colonial”.

Ese huracán inspiró a Los Matamoros, que cantaron “se enferma el
corazón” cada vez que se acuerdan, también tuvo una connotación política y
abunda la literatura acerca de que fue aprovechado por Trujillo para
consolidarse en el poder y barrer todo vestigio opositor al régimen.

David fue devastador, ¡categoría 5 con vientos de más de 240 kilómetros
por hora! Más de dos mil muertos (hasta cuatro mil dicen) con toda la
infraestructura productiva maltrecha. En ese tiempo era escasa la tecnología y
el gobierno de Antonio Guzmán, del PRD, cumplía su primer año luego.

Si bien hemos avanzado mucho y parece superada la triste historia con
Georges, cuyos daños podrían haberse evitado, pero se multiplicaron porque las
autoridades de la época fueron sorprendidas y actuaron de manera improvisada,
no está demás este recuento porque los meses que restan de la temporada
ciclónica históricamente son los de huracanes más devastadores.

Albergamos la esperanza de que este periodo se termine sin causar
demasiados daños.

Hoy tenemos la dicha de estar en mejores condiciones para afrontar
cualquier fenómeno de la naturaleza porque en el país se ha avanzado en cuanto
a prevención y se cuenta con protocolos para este tipo de situaciones.

Hay una efectiva coordinación interinstitucional y avanzamos hacia dotar
al país de los radares necesarios para dar seguimiento a los huracanes desde su
formación. Un paso gigante ha sido la creación del Instituto Dominicano de
Meteorología (Indomet), cuyo protocolo de aplicación esperamos no tarde mucho,
para que su entrada en vigencia fortalezca las capacidades de brindar
respuestas adecuadas ante cualquier fenómeno atmosférico.

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