Por Lex Harvey y Tamara Qiblawi     CNN

La gente se reúne afuera del Centro Médico de la Universidad Americana
de Beirut luego de que varias personas resultaron heridas cuando los
buscapersonas explotaron en Beirut, Líbano, el 17 de septiembre.

Las hostilidades entre Israel y Hezbollah se intensificaron
significativamente la semana pasada después de que dos ataques con dispositivos
gemelos apuntaran a la red de comunicaciones del grupo militante respaldado por
Irán, marcando el comienzo de lo que el ministro de Defensa de Israel llamó una
“nueva era” de guerra.

El martes pasado, los buscapersonas pertenecientes a miembros de
Hezbollah explotaron casi simultáneamente, lo que expuso una falla de seguridad
masiva y demostró la magnitud de la inteligencia israelí. Un día después,
cientos de walkie-talkies de Hezbollah detonaron en un solo minuto.

Al menos 80 personas han muerto en ataques desde el martes. La mayoría
eran miembros de Hezbollah, pero entre las víctimas también hay mujeres y
niños.

Ahora, una de las mayores fuerzas combatientes no estatales del mundo se
está recuperando del mayor golpe jamás sufrido por su estructura militar, así
como de la infiltración israelí más visible en sus filas y su infraestructura
de comunicaciones en sus más de 40 años de historia.

La brecha interna permitió los sucesivos ataques de la semana pasada y
sembró el pánico en Hezbollah, según fuentes de seguridad libanesas. Hezbollah
prometió responder en “una batalla sin límites”

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