Aunque poco escogido, el azul cerúleo es un tono más que favorecedor
para acudir a una boda, especialmente buscado por mujeres maduras, que ya llevó
la princesa monegasca en el enlace de su hermano Alberto

Por Estrella Albendea Ruiz

No son muchas las ocasiones en las que la Infanta Cristina se viste de
invitada, pero la recién acontecida boda de Teodora de Grecia y Mathew Kumar ha
propiciado la oportunidad. La hija de la reina Sofía ha acudido al enlace de la
cuarta hija del último rey heleno y el abogado estadounidense con un diseño
sencillo y elegante que nos ha hecho viajar en el tiempo —cinematográfico—hasta
la que ha sido una de las películas más memorables de los recientes años, una
cinta que fascina a los amantes de la moda y que forma parte de la cultura
popular. Porque el azul cerúleo, el color con el que Miranda Priestley (Meryl
Streep) en el Diablo viste de Prada da toda una lección sobre creación de
tendencias y fenómenos estéticos a Andrea (Anne Hathaway, la protagonista) ha
sido el escogido por Cristina de Borbón para el sonado enlace.

La infanta Cristina con vestido azul en la boda de Teodora de Grecia del
brazo de su hijo Juan Urdangarin

Europa Press Entertainment/Getty Images

Este tono (el mismo que el personaje de Hathaway en la cinta lleva en un
jersey de ochos inolvidable) protagoniza el diseño escogido por la infanta, que
presenta tejido satinado, manga corta, drapeados en el cuerpo, escote cascada a
la caja (y espalda con el mismo efecto) y silueta columna, al estilo de las
antiguas civilizaciones clásicas. Lo combinó con un moño bajo de inspiración
tradicional, pendientes de diamantes y rubíes y un bolso de purpurina plateada,
como se observa en las imágenes en las que coge del brazo a su hijo Juan
Urdangarin, que justamente hoy celebra su 25 cumpleaños. Una propuesta de
estilo perfecta para este acontecimiento celebrado por la tarde en la Catedral
Metropolitana de Atenas, con el otoño cálido propio de esta época del año en la
ciudad como clima ideal.

Inesperadamente, su look conecta y recuerda a uno de los más memorables
de Carolina de Mónaco. Y es que en el vestidor de la princesa se encuentran
numerosos aciertos y uno de los más aplaudidos fue, sin duda, un diseño en el
citado azul cerúleo, también conocido como azul Francia. Este color fue el que
seleccionó para acudir a la celebración civil de la boda real de su hermano
Alberto de Mónaco con Charlene Wittstock. La cita tuvo lugar en el Palacio del
Príncipe, el 1 de julio de 2011, concretamente en el salón del trono y estuvo
sucedida por una ceremonia religiosa y una recepción.

En este día la
princesa de Hannover sorprendió con un vestido de largo al tobillo, manga
corta, fruncido central, tablas horizontales en la cintura y cuello doble a la
caja, obra de Chanel. El elemento más destacado de su estilismo fue una gran
pamela de sinamay semitransparente que estaba coronada por ramas de mimosas y
eucalipto en amarillo y verde. El detalle más comentado, contra todo
pronóstico, fue que renunció al tacón y en su defecto optó por unas sandalias
planas doradas y con detalles de pedrería. Salvando las distancias con la
elección de la infanta Cristina, lo cierto es que podemos confirmar que este
color alegra el rostro y resalta la belleza natural en las mujeres maduras.

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