El presidente Javier Milei habla de un supuesto respeto irrestricto a la
libertad. Pero, a juzgar por los despidos de funcionarios (que se suman a los
ataques a medios y periodistas), es extremadamente difícil decir que se piensa
distinto.
Al menos así lo han demostrado los casos de funcionarios desplazados,
muchas veces, después de que los “trolls” oficialistas metieran
cizaña contra ellos.
Tras el adiós a Diana Mondino de la Cancillería luego del voto en la ONU
contra el bloqueo a Cuba, la Presidencia anunció una “auditoría del
personal de carrera” del Palacio San Martín “en busca de impulsores
de agendas enemigas de la libertad”.
Por su parte, el influencer libertario Gordo Dan -que en el pasado se
anotó algún poroto al anunciar por redes la salida del gobierno de funcionarios
jerárquicos- abogó por una “selección y compatibilidad ideológica”.
Dice que “hay que poner a los propios” para que no “traicionen
la ideología del presidente”.
El planteo es tan brutal que a muchos les recordó las “purgas”
ideológicas, más que el compromiso con un proyecto político que es esperable en
un funcionario de alto cargo y no en cualquier empleado público.
Entre tantas idas y vueltas, no está mal recordar que en cualquier lugar
del mundo la libertad en serio no existe sin aceptar disensos.
Espero que tengas un buen viernes y un excelente fin de semana.
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