En Mi vida con Christina Onassis, su
íntima la argentina Marina Dodero revela los secretos mejor guardados de una de
las herederas más importantes del siglo XX, la hija del magnate Aristóteles
Onassis.
Por Álex Ander Vanity Fair
Sábado, 19 de noviembre de 1988.
Temprano en la mañana, Christina Onassis le dijo a su amiga la argentina Marina
Dodero que quería ir a hacerse las uñas y peinarse. Christina visitó un salón
de belleza del centro de Buenos Aires y después se dirigió a la oficina de
Jorge, hermano de Marina. Su colega se fue a casa para organizar todo para el
weekend que pasarían en su quinta de Tortugas, una zona residencial de la
capital argentina. Aquel día, mientras los tres cenaban juntos, Christina
comenzó a hablar de su padre (el célebre magnate griego Aristóteles Onassis),
de su hermano Alex y de otras muchas cosas que jamás mencionaba. “Era como si
estuviera haciendo catarsis, una declaración de amor a sus seres más queridos”,
opina Dodero. Ya era de madrugada cuando abandonaron el cuarto de estar para
irse a la cama. Al levantarse al día siguiente, pasadas las 10 de la mañana,
Dodero fue a despertarla para desayunar. Al entrar en su habitación, Eleni,
fiel gobernanta de Christina, y ella se llevaron la desagradable sorpresa de
encontrarla muerta en el baño.
“Murió debido a un edema pulmonar”,
nos dice la argentina, que recuerda perfectamente que su amiga no pasaba
entonces por su mejor momento a nivel físico. “Christina se tomaba 24 refrescos
de cola por día y, como todas las niñas, tomaba pastillas para adelgazar. Ahí
también me incluyo yo y se incluyen mis amigas del colegio. Veníamos de la
época de la modelo Twiggy, cuando todas queríamos ser flacas como ella. Aunque
también te digo que nunca tomó una copa de alcohol y, si en alguna foto la ves
con una copa en la mano, te aseguro que sería porque le pidieron que la
sujetara para hacer como que brindaba de cara a la foto. Ella ni se mojaba los
labios con bebidas alcohólicas. Solo tomaba Coca Cola, de la normal, y claro,
con esa cantidad de cafeína se ponía histérica”.
Marina Dodero. Tadeo Jones
El fallecimiento de Christina dejó muy
tocada a Dodero, nacida en Buenos Aires e hija de un empresario textil con
cuatro fábricas y 3.500 obreros. Durante años, muchos preguntaron a la
argentina por qué no publicaba un libro sobre su amistad con Christina. Ella
dice que le ofrecieron fortunas por hacerlo, pero que jamás quiso lucrarse con
su muerte. Sin embargo, con el paso del tiempo se animó a rendirle homenaje con
Mi vida con Christina Onassis (La Esfera de los Libros), escrito con la
colaboración del periodista Rodolfo Vera Calderón y reeditado ahora en nuestro
país, que revela los secretos mejor guardados de una de las herederas más
importantes del siglo XX. Según la autora, Christina y ella se conocieron en el
verano de 1966, en la playa de Punta del Este, a través de sus respectivas
familias.
La reina Camilla, felicísima al
recibir uno de los peores regalos de cumpleaños que se le podría hacer a Carlos
III
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