Gonzalo Abascal Clarín
| ☕ 7 Minutos
Con el resultado puesto y consumada la derrota de LLA en
la Provincia, de pronto se llenó de cracks que la vieron venir y explican los
votos ganados y perdidos con tono indubitable. ¿Por qué nadie lo dijo antes? Lo
cierto es que nadie la vio venir, como nadie previó los triunfos de Trump en
los Estados Unidos, ni más allá en el tiempo el voto a favor del Brexit en
Reino Unido.
La prueba más contundente de esa imposibilidad de
anticipación la ofrecen los encuestadores. Sus herramientas parecen perimidas e
insuficientes para tomar el pulso al votante, ya no integrante “pura
sangre” de un partido o una agrupación, sino burbuja individual definida
por su experiencia personal, su universo de redes sociales y su diversidad
inclasificable de consumo informativo.
¿Cuánto de la derrota se vincula a la homofilia
ideológica (solo escuchar a quienes repiten las mismas ideas que uno) del
presidente y los suyos? Nadie sabe cuánto, pero sí que fue una característica
creciente del gobierno. El mejor ejemplo lo ofrecieron las maratónicas
madrugadas de Milei y el equipo económico en los programas amigos de streaming.
Parece probable que el Presidente haya llegado al 7 de
septiembre encerrado en una burbuja de obsecuencia, con la dopamina disparada
por las voces favorables. Pero la explicación no es solo su burbuja, sino la
del resto: votantes volátiles, mudables, definidos ellos también no por una
ideología, sino por el consumo de sus propios likes, retuits y emojis de
aplausos o lágrimas.
Estas son las noticias más importantes del día. Que
tengas un muy buen viernes.
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